4 noticias de época sobre «El avión que se estrelló en las Ramblas de Barcelona». El 29 de septiembre de 1934 sobre las 4 de la tarde un avión «Breguet 12-97» con dos tripulantes caía sobre las Ramblas de Barcelona.
El avión que se estrelló en las Ramblas de Barcelona
Noticia nº1– El periódico la «La Voz», un diario vespertino madrileño, recogía la noticía en su edición nocturna de la siguiente forma:
Hoy en Barcelona
En el entierro del teniente aviador Dalias, un avión cae sobre un árbol de la rambla de Santa Mónica
DOS HERIDOS GRAVES Y UNO LEVE
BARCELONA (5,30 t.)—A las tres y media de la tarde salió del Hospital Militar el entierro del teniente aviador Don Eduarde Dalias Charte, cuyo cádaver había sido traído desde León, donde el teniente Dalias sufrió un accidente de avición durante las maniobras militares. El féretro, envuelto en una bandera nacional, fué llevado a hombros de compañeros del finado hasta la plaza de Goya, donde se despidió el duelo. En la presidencia figuraban el hermano
político del finado, comandante D. Vicente Guerrero, lo« generales Batet, Sampedro y Santiago y representantes de la Generalidad, Ayuntamiento y Aeronáutica Naval.
Rindieron honores un piquete del regimiento de Infantería número 10 y otro de Aviación.
Una escuadrilla de aviones integrada por cinco aparatos salió del aeródromo de Prat de Llobregat para rendir tributo al cadáver del teniente Dalias. Los aparatos evolucionaron sobre la ciudad, y uno de ellos, pilotado por el subteniente D. Rufino Núñez y el cabo mecánico Adolfo Madariaga, sufrió una «panne» cuando volaba a escasa altura por la plaza del Teatro, frente al Principal Palace. Una de las alas del avión tocó una antena, y el aparato fué a caer encima de unos árboles de la rambla de Santa Mónica, frente a la iglesia del mismo nombre. El hecho de haber caído sobre unos árboles ha evitado una catástrofe, aunque resultaron gravemente heridos los dos tripulantes del avión y levemente el transeúnte Carlos Tallada.
La gente que transitaba por las ramblas, al darse cuenta de que el avión iva a caer, corrió en todas direcciones, oyéndose un clamor de espanto. Las ramas de los árboles cedieron al peso del avión y éste cayó al suelo, quedando destrozado. Inmediatamente acudieron guardias y transeúntes en auxilio de los tripulantes y trasladaron al subteniente Núñez al Dispensario de las Casas Consistoriales, y al mecánico a la Casa de Socorro de la calle de Barbará. Después de la cura de urgencia han sido trasladados al Hospital Militar. El subteniente Núñez, de treinta y cinco años, sufre heridas extensas en la cabeza, fractura de ambas piernas y conmoción cerebral, y el cabo Madariaga, de veinticinco años, heridas en la cabeza, conmoción cerebral, magullamiento general y probable fractura de la columna
vertebral.
Acudió al lugar de la catástrofe la Guardia Civil del cuartel de la Rambla del Centro, al mando de un teniente, para impedir que la multitud se aproximara al avión, pues se corría el peligro de que se incendiase el depósito de gasolina, lo que evitaron los bomberos.
Noticia nº2– Así relataba «El Heraldo de Madrid» el suceso del avión:
Un avión que daba escolta al entierro del aviador muerto en León, capota y cae a tierra en la rambla de Santa Mónica
EL AVIADOR Y EL MECÁNICO RESULTAN HERIDOS GRAVES, Y UN TRANSEÚNTE, LEVE
BARCELONA 29 (5 t.) —A las cuatro de la tarde ha tenido lugar el entierro del teniente de Aviación señor Dalias, muerto a consecuencia de un accidente ocurrido en León durante las maniobras militares. El cadáver fué trasladado a Barcelona y esta tarde se verificaba el entierro. Varios compañeros del finado volaban sobre el féretro. Uno de los aparatos sufrió una avería en el motor y tuvo que capotar por encima de las Ramblas, cortando las ramas superiores de los árboles. So produjo gran alarma entre el numeroso público que pasaJba por aquel lugar. El avión, al llegar a la rambla de Santa Mónica, y frente a la iglesia de este nombre, cayó a tierra. En seguida el público anxilió a los aviadores, extrayéndolos de entre el aparato. Un transeúnte resultó herido levemente. Fueron asistidos en la Casa de Socorro con toda urgencia, apreciando al subteniente D. Rufino Núñez Mancha, una herida extensa en la cabeza, otra en el labio inferior y conmoción cerebral, de pronóstico grave, y al mecánico D. Adolfo Madariaga Viñas, una herida en la cabeza y probable fractura de la base del cráneo, de pronóstico gravísimo. El transeúnte Garlos Tayada, de treinta y cinco añoos, sufría sólo ligeras contusiones en ambas .rodillas de pronóstico leve.
Noticia nº3– En «La Hormiga de Oro«, una revista editada en Barcelona entre 1884 y 1936 relataba con un corto párrafo y reflejaba con esta fotografía el suceso:
ESTADO EN QUE QUEDÓ EL APARATO DE AVIACION MILITAR DE LA ESCUADRILLA QUE EVOLUCIONABA DURANTE EL ENTIERRO DEL AVIADOR DALIAS, DESPUES DE ATERRIZAJE FORZOSO EN LA RAMBLA DE SANTA MONICA DEL QUE SALIERON GRAVEMENTE HERIDOS EL TENIENTE NUEZ Y EL MECANICO MADARIAGA QUE LO TRIPULABAN. (Foto Merletti)
Noticia nº4– El diario de «La Vanguardia» fue quien dedicó más líneas al suceso, relatando punto por punto lo acontecido aquella tarde en Barcelona
Caída de un avión militar en la Rambla
Dos tripulantes gravemente heridos
Los Bomberos sofocanel incendio del aparato
Entierro del Teniente DaliasUna grave avería
Ayer, a primeras horas de la tarde, ocurrió un accidente de aviación que impresionó profundamente a la opinión por las circunstancias en que se desarrolló y por sus dolorosas consecuencias para los tripulantes. Con motivo del acto del entierro del que fue teniente de aviación don Eduardo Dalias, fallecido en León cuando participaba en las maniobras militares, evolucionaron ayer, de tres a cuatro de li. tarde, sobro nuestra ciudad cinco aviones de la base del Prat de Llobregat, para tributar los correspondientes honores al malogrado compañero, señor Dalias. Exactamente, la ] escuadrilla salió de su base a las dos y media de la tarde. Cuando evolucionaba sobre las Ramblas el avión «Breguet número 12-97», tripulado por el subteniente de aviación militar don Rufino Núñez Machado y el mecánico de dicho Cuerpo don Adolfo Madariaga de la Viña, según’ nuestras informaciones sufrió una importante avería. En vista de ello, y temiendo, de una parte, chocar contra la fachada del edificio que ocupa el Principal Palace, y por otra a fin de evitar de estrellarse contra el arroyo de la Rambla de Santa Mónica, con grave peligro para la vida de cuantos ciudadanos circulaban por tan céntrica vía, decidieron orientar el avión hacia el puerto, con el ánimo y la esperanza de conseguir remontar el aparato y aterrizar en un terreno donde las consecuencias del hecho fuesen menos sensibles.
Peligro para los transeúntes, evitado Los cálculos de los aviadores fracasaron, ya que el aparato, debido a la avería sufrida, no pudo reanudar el vuelo. Viendo inevitable la caída, los señores Núñez Machado y Madariaga decidieron dirigirse hacia el arroyo central de la Rambla de Santa Mónica, precipitándose sobre los árboles situados a mano derecha, para que el público se diese cuenta que ocurría algo anormal al avión. Al propio tiempo, realizaron toda clase de esfuerzos para advertir a los transeúntes del grate riesgo que corrían. Eran exactamente las cuatro menos cuarto de la tarde. Desgajando las ramas del arbolado, el avión dio una vuelta de campana, cayendo con gran estrépito. Acto seguido el público, que había observado el peligro y que prudentemente se retiró hacia los arroyos laterales de la Rambla de Santa Mónica, se dirigió al lugar de la caída, para auxiliar a los tripulantes del aparato. Las alas y parte de la cabina del mismo se incendiaron rápidamente, ocurriendo lo propio momentos después con el motor.
Los heridos
Varios ciudadanos se apresuraron a retirar de entre los restos del avión a sus tripulantes, los cuales se hallaban gravemente heridos. Rápidamente- el señor Madariaga en un taxi fue conducido al Dispensario de las Casas Consistoriales, y en otro taxi el señor Núñez Machado al de la calle de Barbará. También fue auxiliado en dicho Dispensario don Carlos Tallada, que transitaba por las Ramblas y que fue ligeramente alcanzado por el aparato. Los facultativos de guardia señores Cuenca y Llovera apreciaron al señor Madariaga la rotura de la viscera cervical y graves lesiones en el ojo derecho, de pronóstico grave. El doctor Iglesias Canilla apreció al señor Núfiez una extensa herida en la cabeza, otra en el labio inferior, otras en las dos piernas y conmoción cerebral, de pronóstico grave. Al señor Tallada se le curó de diversas erosiones y contusiones en el cuerpo, de pronóstico leve. Don Rufino Núñez Machado, que, como dejamos dicho, .-es subteniente de aviación militar, tiene treinta y cinco años y es natural de La Coruña; don Adolfo Madariaga de la Viña, de veinticinco años de edad, y don Carlos Tallada Descafilar, de treinta y cinco años, natural de Tortosa y empleado en la Caja de Ahorros. Debido a la gravedad del estado de los señores Madariaga y Núñez fueron conducidos al Hospital militar. Los médicos militares practicaron las primeras curas, realizando al señor Madariaga una delicada intervención quirúrgica, sobre cuyos resultados pocas esperanzas tenían los facultativos.
Circulación interrumpida
Inmediátamente de ocurrido el hecho acudieron los bomberos, al mando del señor Jordán, quienes procedieron con gran rapidez a sofocar el incendio, que iba consumiendo el aparato. Asimismo acudieron fuerzas de la policía urbana, motoristas de circulación y policía de tráfico, los cuales procedieron a regular el tránsito y a cercar el lugar donde se estrelló el aparato. Los taxis fueron obligados a circular por la calle del Hospital, paralizándose, asimismo, por varios momentos la circulación de tranvías. Esta se restableció a las cuatro y veinte. Las autoridades Seguidamente empezaron a acudir al lugar del suceso nuestras primeras autoridades. Entre ellas vimos al consejero-delegado de Circulación, señor Bernadas; a Ibs consejeros municipales señores Massip, Pía y Martínez Cuenca; al comandante de los mozos de escuadra, señor Pérez Farras; al capitán de aviación militar don Servando Meana, al comandante jefe de la Aeronáutica, señor Sandino, y el capitán señor Ramírez. También acudió el consejero de Obras públicas y Asistencia social, señor Mestres, con el director general de Administración local, señor España, y los respectivos secretarios, señores Foix y Dardalló; el jefe de los servicios de Aviación civil de la Generalidad, señor Canudas, y otros.
La recogida del aparato
Una sección de aviación militar acudió también con rapidez para guardar los restos del aparato hasta que las autoridades militar y judicial hubiese^ instruido las primeras diligencias. Hecho ésto, a las cinco y cuarto los mecánicos de aviación militar procedieron a retirar los restos del aparato, en cuya tarea emplearon cerca de una hora y media, ya que quedó terminada a las siete y cuarto. A dicha hora se retiraron los restos en dos camiones, siendo conducidos a los talleres de la Aeronáutica Naval, situados en el muelle del contradique. Durante las operaciones citadas se estacionó numerosísimo público en la Rambla de Santa Mónica. Cuidaban de que no se alterase el orden, como queda dicho anteriormente, fuerzas de policía urbana, con el auxilio de una sección de asalto, que llegó en una camioneta poco después de ocurrido el hecho. También se hallaban en el lugar del suceso varios agentes de policía de la Generalidad, acudiendo, asimismo, a poco de caer el aparato el comisario de Policía del distrito de Atarazanas, don Antonio de Mesa.
Entierro del cadáver de un aviador militar
Ayer por la tarde se efectuó la ceremonia de trasladar el cadáver del aviador militar don Eduardo Dalias Charte desde el Hospital Militar al cementerio nuevo, donde se dio al cuerpo tierra sagrada. La comitiva se organizó en el patia del Hospital Militar, poniéndose en marcha el cortejo fúnebre a las tres y media de la tarde. Presidió el duelo el general de la División, don Domingo Batet, a quien acompañaban en la presidencia el hermano político del finado, don Vicente Guarner, comandante de infantería, diplomado de Estado Mayor; el consejero regidor, señor Oliva, en representación del alcalde, y los generales San Pedro, de infantería, y Santiago, de la Guardia civil. En el duelo figuraban el jefe del Estado Mayor de la División, don Manuel Martínez; el director de la Escuela de Aviación, don Manuel de la Sierra Bustamante; el jefe de los Somatenes, señor Pérez Salas; los ayudantes del general Batet, señores Herrero y Lacanal; el inspector señor Garay, en representación del señor Carreras Pons; comisiones de los cuerpos de la guarnición y toda la oficialidad de la aviaoión de tierra y mar, así como una numerosísima representación de la aviación civil. El ataúd, que iba cubierto con la bandera republicana, fue llevado a hombros de los compañeros del finado, entre los cuales había dos oficiales del ejército de Méjico, alumnos de nuestra escuela de aviación. El clero parroquial, con cruz alzada, acompafi i al cadáver desde la puerta de la capilla del Hospital Militar, donde se cantó el primer responso, hasta la plaza de Sepúlveda, donde se despidió el duelo.