Jebel al-Mutawwaq: arqueólogos españoles y las tumbas-dolmen

El proyecto de excavaciones arqueológicas de monumentos megalíticos funerarios de Jebel al-Mutawwaq, que alberga más de 1.100 dólmenes (unos 12 km2) se encuentra en el área de Qareisan Spring, Medio Wadi az-Zarqa, se inició en agosto de 2012 y se encuentra bajo la co-dirección de Juan Muñiz de la «Universidad Pontificia de Salamanca» (España) y de Andrea Polcaro de la «Università degli Studi di Perugia» (Italia).

Jebel al-Mutawwaq

El objetivo del proyecto es investigar las características arquitectónicas de los dólmenes Edad del Bronce Antiguo de Jebel al-Mutawwaq y recoger los materiales con el fin de conocer las estructuras funerarias. En particular se trata de entender si las diferentes tipologías arquitectónicas de dólmenes estidiados en los últimos años por la misión española en Jebel al-Mutawwaq están relacionados con diferentes períodos cronológicos. Las diferencias sociales y la relación entre les familias y este tipo de monumentos como tumbas. Otro objetivo es delinear la relación la Edad del Bronce Antiguo, en la parte superior de Jebel al-Mutawwaq y las necrópolis megalíticas cercanas. Por otra parte, la continua destrucción sufrida de los dólmenes de Jebel al-Mutawwaq y alrededor Qareisan Spring, es causada por las actividades modernas agrícolas, necesita trabajo y asesoramiento urgente de documentación arqueológica de estos monumentos y del pueblo Edad del Bronce Antiguo, junto con la valorización del terreno y de los edificios principales que en un futuro van a desaparecer por completo.

Jebel al-Mutawwaq

En 1989 el equipo español de la Universidad de Oviedo dirigido por Juan Antonio Fernández-Tresguerres Velasco comenzó una colaboración con el Instituto Francés de Arqueología del Oriente Medio, durante el que Fernando Junceda realizó un primer mapa de Jebel al-Mutawwaq y realizó el primer inventario de la estructuras megalíticas. Las excavaciones continuaron en diferentes áreas del Sitio (en particular el pueblo EB I) desde la muerte prematura del Prof. Fernández-Tresguerres en 2011. Desde 2008 varias campañas se llevaron a cabo con el fin de modernizar y sistematizar los estudios sobre la zona de Jebel Al-Mutawwaq. En 2009 y 2012 de la nueva base cartográfica fue hecha por la empresa SL Arqueocad que incluye la estructura campos megalíticos (dólmenes y túmulos) de la organización de Jebel al-Mutawwaq. Durante la campaña de Abril de 2012, más de 5000 puntos se tomaron de las estructuras, incluyendo tanto la pared exterior y las casas conservadas. Estas estructuras están fechadas a finales del Calcolítico y en el comienzo de la Edad del Bronce.

El propósito y la realización de este plan fue la creación de una red de bases que incluyen referencias a las campañas llevadas a cabo en el sitio web para el futuro. Después de que el prof. Fernández-Tresguerres murió, en una reunión en Oviedo sus estudiosos Juan Muñiz y Valentin Alvarez con Andrea Polcaro de la Universidad de Perugia, en el invierno de 2012, el nuevo proyecto sobre la exploración del Jebel al-Mutawwaq se organizó campo dolmen. Ahora el proyecto está coordinado por Juan Muñiz de «Pontificia Universidad de Salamanca», España, y Andrea Polcaro de la «Università degli Studi di Perugia», Italia.

Jebel al-Mutawwaq

Juan Ramón Muñiz, actual director de la excavación: «Esta es la concentración de dólmenes más significativa, porque se desarrolla por este valle y continua por el valle Hmeid. Se trata de tumbas, pero no son simples tumbas, un dolmen es un hecho colectivo, puesto que se necesita un gran número de personas para alzar estas piedras, para poder hacer este monumento«.

Tras permanecer inermes durante cinco milenios, casi como eternos testigos de aquellos antepasados, prácticamente la mitad de los dólmenes han sido abatidos o despedazados por los actuales habitantes de los entornos, para levantar terrazas de cultivo o abrir caminos rurales.

Desde 1996, cuando había 1.100 dólmenes, al menos 440 han sido demolidos, víctimas del desarrollo agrícola en la zona, donde sólo el poblado y una parte de sus alrededores cuenta con la protección especial de las autoridades, que compraron los terrenos.

En 27 años de campañas, la misión dirigida por Muñiz, a la que desde hace cuatro cursos se ha unido la Universidad italiana de Perugia, ha excavado más de 30 de esos dólmenes, además de zonas del poblado y la muralla que lo rodea.

Jebel al-Mutawwaq
Jebel al-Mutawwaq

«Sabemos que el dolmen es un enterramiento secundario donde se acumulan los huesos más significativos del difunto«, indica Muñiz antes de explicar que los muertos eran despojados de sus restos orgánicos en otro lugar y eran posteriormente depositados bajo tierra en el hueco dejado por las tres grandes piedras que suelen dar forma a los imponentes dólmenes.

En estos mausoleos, precisa, «se introducen los huesos largos y el cráneo. Como la tumba es secundaria se reutiliza en numerosas ocasiones y en un solo dolmen se pueden encontrar restos de cinco o seis personas«.

Junto a uno de estos monumentos funerarios, Muñiz explica como un camino descubierto recientemente prueba que «la necrópolis dolménica está directamente conectada con el poblado«.

Según comenta, esta es la primera vez que se ha documentado en la zona meridional del Levante Mediterráneo esta vinculación directa entre una población y su cementerio.

El poblado en torno al que se desarrolla la necrópolis ocupa trece hectáreas de terreno y tiene más de 300 «estructuras domésticas, que podríamos llamar casas ya, repartidas dentro de un área amurallada«.

Muñiz cuenta, que las más de 1.000 personas que llegaron a vivir en esta población del Bronce Antiguo, permanecieron en ella apenas 50 años y, cuando se fueron, dejaron las casas «cerradas con piedras y las puertas selladas, como si hubiese una intención de retornar en algún momento«.

Pero nunca lo hicieron, a pesar de que en sus hogares dejaron todas sus pertenencias, que permanecieron enterradas a lo largo de cinco milenios sin que nadie volviera a por ellas, hasta que esta misión arqueológica comenzó sus excavaciones.

Por qué se fueron de ahí de manera tan repentina y a dónde, continúa siendo un misterio, porque como explica el arqueólogo asturiano, «no hay huellas de destrucción ni de incendio«.

Las hipótesis, dice, giran de momento sobre un posible terremoto o un cambio en las condiciones en el entorno.

«Esto es muy interesante, porque (gracias) a la excavación y a los resultados obtenidos es como si pudiésemos ver una fotografía de un momento exacto en el que se desarrolla esa estructura social«, subraya el experto.

A través de los restos dejados atrás por aquel pueblo, continúa Muñiz, se puede ver como los habitantes de Jebel Mutawwaq «conservan costumbres» de la era anterior (el Calcolítico) como el enterramiento de niños en jarras dentro del área doméstica.

«Sin embargo, ya empiezan a aparecer elementos que se van a reforzar durante la Edad del Bronce», como un importante «desarrollo social», manifestado en la «intención colectiva de vivir juntos«.

Esto queda reflejado en la muralla que bordea el poblado y, sobre todo, en los dólmenes, prueba del ingente esfuerzo por construir algo en común.

Fuentes:

Web del proyecto

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